El bienestar de los empleados: enfoques erróneos y su impacto en la ciberseguridad de las organizaciones

La necesidad del bienestar
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No hace falta remontarse mucho tiempo atrás para encontrar la visión del empleado como poco más que meras máquinas entrenadas para realizar su trabajo de la manera más eficiente posible. En la organización científica del trabajo, más comúnmente denominada taylorismo, aspectos como la satisfacción o el bienestar no entraban en la ecuación. Este modelo pretendía conseguir un aumento de la producción mediante la especialización de los trabajadores y la supresión de movimientos innecesarios. Por otra parte, se trató de motivar a los empleados a través de los incentivos, reduciendo la retribución obtenida por pieza elaborada y obligándoles, por tanto, a producir más para conseguir el mismo salario.

Un enfoque erróneo

A simple vista podría parecer un modelo de gestión inteligente, pero posteriormente se demostró que no era así. Deshumanizar a los trabajadores no solo era, cuanto menos, poco ético, sino que trajo consigo unas consecuencias inesperadas que se han ido explicando a través de diversos estudios sobre la productividad individual y grupal. De todos ellos se puede sacar una conclusión: el bienestar del empleado importa.

En primer lugar, importa porque los trabajadores son, ante todo, personas. Es necesario cuidar de su salud física y mental también en el ámbito laboral para ayudarles a mantener el equilibrio en todas las facetas de su vida.

Sin embargo, esta no es la única razón. Si lo miramos desde un punto de vista puramente empresarial, se puede observar que hay muchos otros argumentos a favor de promover el bienestar de la plantilla.

Un malestar prolongado en el puesto de trabajo puede llevar a una reducción no solo en la productividad, algo extensamente conocido, sino también en la satisfacción general, así como a un distanciamiento respecto a los objetivos de la empresa. Todo esto, a su vez, conlleva una serie de efectos sobre la actitud del empleado en el entorno laboral.

Por una parte, aumenta la irritabilidad. Esto puede impactar de forma negativa sobre las relaciones con otras personas, tanto a nivel personal como laboral, lo que puede conducir a problemas dentro de los equipos.

Por otra parte, se produce un desinterés general por lo que pueda pasar dentro de la organización. Cuando un empleado se encuentra a disgusto, su día a día tiende a centrarse en acabar su trabajo dentro del horario estipulado, sin prestar atención a otros aspectos. Uno de ellos puede ser el de la seguridad de la información.

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Repercusiones en la ciberseguridad

Si nos centramos únicamente en nuestra propia persona es muy difícil permanecer alerta ante amenazas que, debido a lo mal que nos encontramos, han pasado a un segundo plano. Seguir los protocolos ya no es una prioridad, sobre todo si, además, la situación de la organización al margen de su impacto directo sobre nuestro puesto de trabajo ha dejado de importar. En estos casos, introducir un cambio cultural respecto a la ciberseguridad se convierte en algo francamente complicado, por no mencionar el aumento de probabilidades de cometer algún tipo de error que derive en un incidente de seguridad.

Tampoco se puede dejar a un lado la posibilidad de que este malestar se traduzca en un resentimiento en contra de la compañía por no poner solución al problema. Este progresivo desagrado no solo acentúa todos los aspectos anteriormente mencionados, sino que puede ir un paso más allá: la ejecución de un incidente malicioso. De hecho, el último estudio del Instituto Ponemon pone de manifiesto que ha habido un aumento progresivo del costo de este tipo de ataques a lo largo de los años.

Conclusión

Tras la revisión de estos aspectos no cabe duda de que el bienestar es un elemento fundamental, tanto para los empleados como para el correcto funcionamiento de la organización. Por ello, ser capaz de medirlo periódicamente se hace necesario, pero no son muchas las empresas que deciden hacerlo.

Las encuestas anuales de clima que proporcionan datos anónimos sobre un conjunto agregado permiten percibir la situación general en un momento particular. Es decir, se trata de una fotografía puntual sobre el sentimiento de todos los empleados respecto a la empresa. Gracias a ellas, las compañías pueden mejorar año tras año; sin embargo, no es suficiente.

Para poder llevar a cabo medidas efectivas que permitan mejorar el nivel de bienestar de todos los empleados es fundamental llevar un seguimiento continuado del mismo. El foco debe ponerse en la situación particular de cada uno, de forma que permita llevar a cabo acciones personalizadas en función de las necesidades encontradas en cada caso.

Kymatio proporciona una visión completa del bienestar de los trabajadores gracias a su enfoque holístico. Por una parte, interactúa con el empleado para obtener su nivel general de bienestar, identifica los aspectos del mismo que son más importantes para él, y entrega recomendaciones personalizadas para su problemática. Por otra parte, la empresa recibe recomendaciones para mejorar dichos niveles, tanto a nivel individual como a nivel departamental.

Todo esto ayuda a que los trabajadores se encuentren mejor dentro de la organización, de forma que puedan mantener un estado de alerta óptimo durante el desempeño de sus funciones.